
El año pasado os informamos de un importante hallazgo relacionado con la música tradicional: un conjunto de cintas de cassette que contenían las grabaciones de campo realizadas por el investigador Juan José de Mur entre 1979 y 1985, que utilizaría pa...
El Acueducto de los Arcos o Traída de las Aguas de Teruel es una de las obras de ingeniería más relevantes del Renacimiento español. Su construcción obedeció a la necesidad de mejorar el suministro de agua a la ciudad de Teruel. Las obras de la Traída se iniciaron en 1537, captándose el agua de la Peña del Macho, fuente situada a mitad de camino entre Teruel y Valdecebro, las obras se abandonaron debido a su elevado coste económico. En 1551 el Concejo de Teruel encargará el reinicio de la construcción de la Traída de Aguas a Pierres Vedel, arquitecto de origen francés que había concluido con éxito el recalce de la Torre mudéjar de San Martín. Pese a las dificultades, las obras fueron a buen ritmo y en 1552 ya se había completado el tramo existente entre la Peña del Macho y el Carrel. Para ello había sido necesario tender una conducción de 4.450 m. realizada con arcaduces de cerámica; contaba con 140 arquetas y dos minas subterráneas, cruzando dos barrancos mediante arcos; en fechas posteriores se agregaron dos nuevos arcos y una mina, a fin de mejorar el trazado en tres puntos conflictivos. Para salvar el barranco que delimitaba por el Noreste la Ciudad, Pierres Vedel diseñó Los Arcos, estructura que da nombre a toda la Traída. Esta emblemática construcción es de clara inspiración clásica y aúna magistralmente su carácter utilitario ( acueducto y viaducto) con el representativo. Consta de dos niveles, el superior de seis arcos y el inferior de dos. Una vez concluidos Los Arcos en 1554, el siguiente paso fue solventar la complicada distribución del agua en la ciudad. Además de los puntos de suministro necesario para cubrir las demandas vecinales, fue preciso crear tres fuentes suplementarias exigidas por D. Hernando de Aragón, arzobispo de Zaragoza, como contraprestación a la prórroga del plazo de la contribución para la ejecución de la obra cobrada a los clérigos turolenses. El agua llego a la fuente de la Plaza Mayor en 1558, en los años siguientes se fue complementando la trama urbana de la Traída hasta instalar un total de 14 puntos de agua, alimentados por una conducción de casi 2.500 m. Fuera del casco histórico las aguas de la Traída también llegaron al Arrabal. La Traída fue objeto de continuas labores de mantenimiento y de algunas reformas, la reforma de mayor entidad de la que se tiene constancia data de 1866, año en el que se sustituye el tendido de arcaduces por una conducción de hierro en el tramo rural existente entre la Mina Collado y el “arca de piedra picada” situada al pie del actual depósito de agua. Esta obra supuso un cambio parcial del trazado, lo que ha permitido que se conserven algunos tramos de la conducción original de arcaduces en el entorno de este último punto.
A lo largo de la Edad Media fue construyéndose alrededor de la catedral de Huesca un complejo conjunto arquitectónico en el que residieron tanto el obispo como los canónigos, se celebraron ceremonias episcopales y se administraron las rentas de la diócesis: un palacio episcopal, grandes dormitorios comunitarios, claustros, bodegas y almacenes, parte de los cuales se mantienen en pie y componen un conjunto religioso único en Aragón. A esto se añaden las obras artísticas producidas en torno a la propia catedral, que se exponen en el Museo Diocesano junto con otras magníficas piezas procedentes de diversas iglesias y conventos de la diócesis.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002