Hemos incorporado a nuestro portal web el Inventario del Patrimonio Inmaterial de la vertiente española del Sitio Patrimonio Mundial Pirineos Monte Perdido, promovido por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y ejecutado por un equipo interdis...
Presenta nave única de tres tramos, cabecera plana y capillas laterales entre los contrafuertes que fueron añadiéndose entre 1547 y 1581; en 1585 comenzó la construcción del espléndido pórtico renacentista, adosado al muro derecho. La configuración actual del templo concluyó con la construcción de una capilla situada a los pies, en el costado izquierdo, obra ya de 1675.
La nave cuenta con coro alto a los pies y presenta tramos de planta prácticamente cuadrada, de gran amplitud, permitiendo la existencia de dos capillas laterales en el lado izquierdo del primer tramo.
Tanto la nave como la cabecera y las capillas laterales se cubren con bóvedas de crucería estrellada, salvo la capilla barroca, que consta de dos tramos, el primero cubierto con bóveda vaída y el segundo con cúpula sobre tambor octogonal y rematada con linterna. La cabecera está flanqueada por una capilla cubierta con bóveda de lunetos y por la sacristía.
En el exterior, destacan los volúmenes del pórtico y la torre.
El pórtico está realizado en sillería y sobresale por su brillante ejecución; es de planta rectangular, con tres tramos cubiertos con bóvedas de crucería estrellada y abre con tres arcos de medio punto moldurados, quedando el central flanqueado por pilares que se elevan hasta la cornisa. En el tramo central del pórtico abre la portada, en arco de medio punto y decorada con casetones y friso con motivos de grifos y cuernos de la abundancia.
La torre, situada a los pies, consta de tres cuerpos; los dos primeros son de planta cuadrada y de cantería y el superior, de construcción moderna, es octogonal y de ladrillo.
Restos de la construcción anterior son la espadaña embutida en el muro de los pies y el relieve de un cordero situado en un contrafuerte de la cabecera.
La Desamortización trajo consigo la ruina de muchos monasterios, rapiñas, expolios…, pero también las primeras iniciativas estatales para salvaguardar nuestro patrimonio. En 1844 se crearon las Comisiones Provinciales de Monumentos, cuyo objetivo era inventariar, recuperar y trasladar a las capitales de provincia las obras de arte más destacadas que habían quedado abandonadas en los conventos. De allí surgirán nuestros museos provinciales, uno de los cuales, el de Huesca, celebra este año su 150 aniversario.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002